EL MOJARRA
EL BLOG MAS COSTEÑO DE LA COSTA. PURO ARROZ DE CHIPI CHIPI CON JUGO DE ZAPOTE
Friday, October 4, 2013
my story
My story
by: Daniel Robles
The first time I watched a soccer match of Borussia Dortmund was 2 years ago. In that time they they weren't that good as they're nowadays. Despite they lost that match being at there home stadium I liked that match. I felt something different. Something I´ve never feel watching a Barcelona's match or even a Junior match here in Barranquilla. I was watching the match in my house by ESPN. the first thing I thought when I started watching the match was " What a weird crowd this team has". There fans were different. They didn't curse the opposing team or the referee , they didn't claim if one player damaged the counter attack of the team. The only thing there fans did was singing and supporting their team to motivate there players and make them go on and play well. I felt pretty surprised when the game ended. The team lost and there morale was very low because that game was very important for winning the league title. Despite this at the end of the match there crowd started singing and applauding them to raise the morale of the players. When I saw the faces of the players watching how there crowd was always with them I thought " This team and there fans are fantastic". From that moment I started watching every Dortmund match. Game after game my love for this team grew bigger. I've never seen something like this. This team are there fans make me feel lucky because they are few the people who know what is feeling true love for there team. And they showed to me what it feels to love your team. To be with them in every moment. Either if they lose or win. This team always play every match like a final. In the last Champions League final Dortmund fans perform something marvelous. They make like a man with goggles aiming to the trophy. When I saw this I was astonished. Unfortunately they lost this final against Munchen. But they taught me what being a true fan means. Despite having to watch every Dortmund match by TV because I don't live in Germany I can almost feel the same love for this team as there fans in the stadium. It was like love at first sight. I like everything about this team. This is why my dream would always be to watch at least one Dortmund game but in there stadium.
Thursday, March 21, 2013
La primera vez que fui a un estadio de fútbol fue al Metropolitano con mi papá. Si mis cálculos no me fallan fue en el 2000, con 7 años, un partido que el Junior le ganó 1-0 al Bucaramanga. La primera camiseta de fútbol que tuve (de la que tengo conocimiento más bien) también fue del Junior. Me la regaló mi abuela, era la del Junior temporada 2001 de Libertadores, con el 11 de Henry Zambrano en la espalda. Me la dio previo a la serie con Boca Juniors de octavos de final. Me acuerdo era el kit completo marca Torino.
Empecé a ir con mi papá, a veces solos y otras veces con sus amigos. Cuando crecí iba con los míos. Muchas veces con estos últimos nos fuimos en Dacia y nos devolvíamos en chance. No nos importaba. Compraba el abono, esos que eran como de papel y en la puerta había alguien con un perforador para marcar el día.
Del estadio tengo mil anécdotas de las que la única que voy a mencionar fue la que más me impactó, y fue ver a un amigo llorar en la final del 2010 contra La Equidad porque él “siempre había soñado con ver al Junior campeón en Barranquilla”.
Es decir, muchos de mis recuerdos, de infancia y recientes, tienen que ver con el Junior. He gritado, he llorado, me he quedado afónico, y estoy seguro que no soy al único al que el estado de ánimo le cambia dependiendo de una victoria, empate o derrota. No soy de esos que pelean y se matan por el equipo, pero sí puedo decir que amo al Junior (sí, lo amo). Trato de leer todo lo posible de él, siempre estoy pendiente de su actualidad, trato de informarme de su historia, me conozco las inferiores, y cuando estoy en Barranquilla trato de no perderme un partido en el estadio.
Por el simple hecho de estudiar fuera del país, me es imposible visitar con la frecuencia que deseo al Coloso de la Ciudadela. Aquí no estoy para criticar a los que van o no al estadio, aquí estoy es para decirle a los jugadores, pedirles el favor, que quieran esta camiseta. Yo no estoy pidiendo ver a los Heleno de Freitas, Caimán Sánchez, Tim, Dida u Othon Da Cunha que vieron mis abuelos, o a los Victor Ephanor, Carlos Babington y Carlos Valderrama que vio mi papá, yo solo pido ver unos jugadores que quieran la camiseta, que la sientan, que la suden y que se sientan privilegiados por estar ahí. Yo hubiera dado una vida por ser jugador profesional, y hubiera dado tres más por haber podido jugar siquiera 15 minutos en el Junior.
Lo de hoy es algo que se viene dando desde la segunda fecha, pero que cada vez es peor. Solo el segundo tiempo contra Chicó, y en gran parte la segunda mitad de hoy contra Santa Fe, mostró esos huevos que la gente les pide a los jugadores. No les digo que la amen como lo hacemos muchos de nosotros, porque sería imposible en tan poco tiempo, pero sepan que esos colores valen, que son importantes para muchos y que es un honor vestirlos.
Yo he visto nominas malas en Junior, muy malas, y está no se le acerca ni un poquito. Ustedes tienen el fútbol para hacer más de lo que están haciendo y darle a esta hinchada un poco más de respeto, porque no es justo que todos los equipos vengan a pisotearnos en nuestra casa, un lugar que por muchos años fue un fuerte inexpugnable.
Ojalá algún jugador lea esto, y en ningún momento los estoy ofendiendo, y si se sienten así les pido perdón, porque no es mi intención, solo les estoy pidiendo ese favor, que si les toca ponerse esa camiseta, la de franjas rojas y blancas, y entrar a una cancha, defiéndanla a morir, corran hasta que las piernas no les den más, y cuando pase esto, corran aún más. Que los calambres sean un sinónimo de meter huevos. Que sepan que detrás de ustedes hay unas cuantas millones de personas empujando por ustedes, por la victoria.
Por favor, jugadores, siéntanse importantes, siéntanse privilegiados, esto no es un partido de barrio, no es un torneo en la jaula o de bola e’ trapo, esto es Junior.
Empecé a ir con mi papá, a veces solos y otras veces con sus amigos. Cuando crecí iba con los míos. Muchas veces con estos últimos nos fuimos en Dacia y nos devolvíamos en chance. No nos importaba. Compraba el abono, esos que eran como de papel y en la puerta había alguien con un perforador para marcar el día.
Del estadio tengo mil anécdotas de las que la única que voy a mencionar fue la que más me impactó, y fue ver a un amigo llorar en la final del 2010 contra La Equidad porque él “siempre había soñado con ver al Junior campeón en Barranquilla”.
Es decir, muchos de mis recuerdos, de infancia y recientes, tienen que ver con el Junior. He gritado, he llorado, me he quedado afónico, y estoy seguro que no soy al único al que el estado de ánimo le cambia dependiendo de una victoria, empate o derrota. No soy de esos que pelean y se matan por el equipo, pero sí puedo decir que amo al Junior (sí, lo amo). Trato de leer todo lo posible de él, siempre estoy pendiente de su actualidad, trato de informarme de su historia, me conozco las inferiores, y cuando estoy en Barranquilla trato de no perderme un partido en el estadio.
Por el simple hecho de estudiar fuera del país, me es imposible visitar con la frecuencia que deseo al Coloso de la Ciudadela. Aquí no estoy para criticar a los que van o no al estadio, aquí estoy es para decirle a los jugadores, pedirles el favor, que quieran esta camiseta. Yo no estoy pidiendo ver a los Heleno de Freitas, Caimán Sánchez, Tim, Dida u Othon Da Cunha que vieron mis abuelos, o a los Victor Ephanor, Carlos Babington y Carlos Valderrama que vio mi papá, yo solo pido ver unos jugadores que quieran la camiseta, que la sientan, que la suden y que se sientan privilegiados por estar ahí. Yo hubiera dado una vida por ser jugador profesional, y hubiera dado tres más por haber podido jugar siquiera 15 minutos en el Junior.
Lo de hoy es algo que se viene dando desde la segunda fecha, pero que cada vez es peor. Solo el segundo tiempo contra Chicó, y en gran parte la segunda mitad de hoy contra Santa Fe, mostró esos huevos que la gente les pide a los jugadores. No les digo que la amen como lo hacemos muchos de nosotros, porque sería imposible en tan poco tiempo, pero sepan que esos colores valen, que son importantes para muchos y que es un honor vestirlos.
Yo he visto nominas malas en Junior, muy malas, y está no se le acerca ni un poquito. Ustedes tienen el fútbol para hacer más de lo que están haciendo y darle a esta hinchada un poco más de respeto, porque no es justo que todos los equipos vengan a pisotearnos en nuestra casa, un lugar que por muchos años fue un fuerte inexpugnable.
Ojalá algún jugador lea esto, y en ningún momento los estoy ofendiendo, y si se sienten así les pido perdón, porque no es mi intención, solo les estoy pidiendo ese favor, que si les toca ponerse esa camiseta, la de franjas rojas y blancas, y entrar a una cancha, defiéndanla a morir, corran hasta que las piernas no les den más, y cuando pase esto, corran aún más. Que los calambres sean un sinónimo de meter huevos. Que sepan que detrás de ustedes hay unas cuantas millones de personas empujando por ustedes, por la victoria.
Por favor, jugadores, siéntanse importantes, siéntanse privilegiados, esto no es un partido de barrio, no es un torneo en la jaula o de bola e’ trapo, esto es Junior.
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